Antonio Rubio (Entrevista)

(Publicada en la revista PLATERO número 225, marzo – abril 2020)

1)- “El poeta es un atleta de la palabra” dice Luis García Montero.  ¿Nace o se hace? ¿Es un arte o un oficio?

Si nos atuviéramos al juicio que sobre la cuestión expresó Cervantes (“yo que siempre me afano y me desvelo / por demostrar que tengo de poeta / la gracia que no quiso darme el cielo”), habríamos de concluir que el arte poética es una gracia o un don de origen divino. Pero considero que cuatro siglos más tarde y ubicados en una democracia del siglo XXI, podríamos concluir que todas las capacidades artísticas e intelectuales, de cualquier índole, son inherentes a cualquier ser humano, en mayor o menor grado… Bien es cierto que algún raro ser toca el piano con virtuosismo desde la infancia, o que algún ser dedicado al pastoreo se da a la lectura de Góngora y la composición de magistrales sonetos desde la adolescencia… Pero en el conjunto de los seres humanos también cabe el desarrollo y desempeño de estos dones artísticos, en mayor o menor medida, siempre que reciban apoyo ambiental y afectivo exterior, y sea cual fuere a la postre el logro final.

2)-¿Cuáles han sido o son sus referentes poéticos?

Por una parte, me siento habitado por los cancioneros infantil y popular (esos cantos y rimas que marcaban la educación estético literaria del niño y la niña y otros cantos posteriores que configuraban el corpus poético general de las personas) y por los poetas que escriben desde la tradición oral: Lorca, Alberti, Machado, Gloria Fuertes, Lope, Góngora, Quevedo… Fui un niño de pueblo que vivió en carne propia esta pedagogía natural, y que tuvo en la plaza pública su espacio de juego y su academia.

Por otra parte, quizás complementaria, sintonizo especialmente con todo Lorca, San Juan de la Cruz y Blas de Otero

3)- “Fuera del poeta no existe poesía sin el educador”, decía Paul Valéry: ¿Cuál debe ser la metodología o la didáctica adecuada de la poesía en el aula?

Cierto que en una mayoría de casos es necesario mostrar caminos que hagan aflorar nuestras capacidades internas. Y esa sería una de las principales tareas de una escuela democrática y compensadora: desplegar y poner al alcance de los niños todo el abanico de artes, ciencias y saberes que, como diría Gianni Rodari, tal vez no hagan de cada persona un artista genial, pero sí un ser libre y creativo capaz de degustar de las esencias de la vida.

El maestro y la maestra deben mostrar todos los caminos posibles y acompañar una parte del recorrido. Más tarde será el propio niño quien elija sus maestros y sus caminos.

4)- “La poesía no tiene sentido sin el sonido” decía también P. Valéry; “A algunos poetas les pasa lo que a los niños de un año, que son muy buenos, pero no se les entiende nada. Hoy más que nunca el poeta debe escribir claro, para todo el mundo, que se le entienda”, afirmaba Gloria Fuertes.  ¿Qué características debe reunir la poesía infantil?

Personalmente prefiero, casi como diría Gonzalo de Berceo, las sílabas contadas que es gran maestría, y las series de versos rimadas que produzcan melodía… Sobre todo porque como maestro de escuela abogo por una poesía que fundamente el oficio del juego y los primeros descubrimientos y que enseñe a nombrar el mundo… Pero no desdeño degustar e invitar a la degustación de otros ejercicios poéticos que transmitan otros ritmos: el ritmo de las olas, del movimiento astral, de lo ígneo, de los bosques, de la brisa, del silencio, de las frutas, de la lluvia… Son distintos ritmos, algunos casi imperceptibles, pero no opuestos ni excluyentes. Del mismo modo que hay que estar abierto a las infinitas posibilidades de la música, o las artes plásticas, la danza, la pintura, el cine, el teatro, la arquitectura…

5)-¿Cómo ve el panorama actual de la LIJ en nuestro país?

            Creo advertir una cierta dependencia de lo escolar, los dictados editoriales y las temáticas oportunistas, por una parte. Por otra, existe una inflación de títulos que ofuscan al lector, y más si cabe con la casi absoluta ausencia de crítica fiable e independiente (hay honrosas excepciones). En consecuencia, existe una nómina amplia y de calidad de autores, pero tienen excesivo peso las directrices y fórmulas del mercado consumista, que casi siempre opta por lo trivial y las modas.

6)-Defina en breves palabras  su estilo poético

Eso es tanto como pedirle a un pájaro que explique su trinar. Y que me perdonen los pájaros el atrevimiento. Pero bueno, a grandes rasgos, creo que me muevo, como la mayoría de autores que hacen poesía infantil a fecha de hoy, dentro del neo-popularismo y la estética del veintisiete. Sólo algunos autores, generalmente sudamericanos, se mueven en otros parámetros: nerudianos o teillierianos, whitmanianos y otras influencias algo ajenas a nosotros…

7)-Recuerdos de tu infancia literaria: ¿Qué libros le apasionaron, o autores, o intermediarios….?

Me alegra que la pregunta vaya referida a “la infancia literaria” y no a la infancia a secas, porque gentes de mi edad (66) no tuvimos otros libros en la infancia, y en el mejor de los casos, que la “Historia sagrada”, “Hazañas bélicas”, el “Misalito regina”, la Enciclopedia Álvarez o el “Quijote”, no bien traído, en la escuela.

Ahora bien, mi infancia literaria tiene lugar cuando por fin acaba el páramo de la dictadura y se produce una eclosión editorial y un aluvión de traducciones: llegan a España Rodari, Astrid Lindgren, María Gripe, Nöstlinger… y bellas ediciones de Andersen, Perrault, los Grimm… A los que cabe añadir una nómina importante de autores españoles, nacidos al tiempo que las libertades y los movimientos de renovación pedagógica: Gisbert, Farias, Alonso, Obiols, Sennell, Armijo… Por esas fechas soy maestro en el Trabenco de Leganés, una escuela muy nueva y muy literaria, y tengo un hijo, con el que recorro gustoso y paso a paso toda la literatura infantil europea, desde Helen Oxenbury hasta Lewis Carroll

8)-Hay datos estadísticos que nos ponen los pelos de punta: de cada 10 españoles, 7 no han pisado nunca una Biblioteca; el 80 por ciento de los docentes no son lectores; el 47 por ciento de los maestros nunca han utilizado la Biblioteca Escolar…Como docentes y escritores: ¿Qué se podría hacer para el fomento de la lectura en las aulas?

Se tiene que crear para las escuelas la figura del bibliotecario. Podría ser una especialidad de la carrera de magisterio. No deben seguir funcionando las bibliotecas escolares a expensas de la dedicación altruista de algún voluntario “en horas libres”. Además de esta figura han de asignarse fondos específicos para la biblioteca. No se puede depender de que un secretario que a bien tenga otorgarte un puñado de calderilla… Y se deberían de celebrar con periodicidad, (bianual, por ejemplo) encuentros de bibliotecarios escolares y otras gentes interesadas en la animación lectora, en los que se procuraría formación a través de charlas y ponencias de interés general, puestas en común y trasvases de experiencias, así como alguna suerte de programación común y diseño de orientaciones de trabajo de carácter general.