Ricardo Gómez (Entrevista)

                             ENTREVISTA A RICARDO GÓMEZ GIL

                                       CARMEN REIGADA PÉREZ

     (Asesora de formación en el Centro de Profesores y Recursos “Cuencas Mineras” (Asturias).

               (Publicada en la revista PLATERO nº 202, sep – octubre, 2015)

           Ricardo Gómez Gil nació en Segovia en 1954. Su abuelo, gran contador de historias, lo mantenía embelesado durante sus paseos por el campo, en la más bonita tradición de la narrativa oral. Así fue como empezó a fraguarse su gusto por la literatura.

             A sus 15 años disfrutaba tanto de obras de Salgari, Verne o Blyton como de Stevenson, Kafka, Borges, Baroja, Miller o Mann. Profesor de matemáticas, algunos de sus libros han sido reconocidas con premios literarios: dos veces el Premio Alandar de EDELVIVES; el Premio Barco de Vapor de SM por “Ojo de Nube”; Premio “Cervantes Chico” por el conjunto de su obra Infantil y Juvenil

 

1)¿Cómo son estos encuentros con los pequeños y jóvenes escritores?

           De niño, me habría fascinado conocer a algunos de los escritores que leía. Cuando están bien preparados por los maestros, y casi siempre es así, un encuentro permite hablar de literatura, que es tanto como hablar de la vida y de los sueños. Me entusiasma comprobar cómo a pesar del mundo en que vivimos se sigue leyendo, y que hay muchas chicas y muchos chicos interesados en la lectura, y profesores comprometidos en fomentarla.

2)A veces los libros se independizan de su creador y se transforman porque alguien decide hacer una película o por otros motivos. ¿En qué medida el proyecto “Escribir como lectores” y los encuentros con los niños y niñas le han dado una nueva vida a tu libro “Ojo de Nube”?

           “Escribir como lectores” parte de la idea de que cada lector reescribe el libro cuando lo lee; que es partícipe de esa “suspensión de la incredulidad” que supone ser lector; que entiende que un libro no es un tótem intocable sino una propuesta que puede ser modificada, ampliada, interpretada… y que la lectura es un camino hacia una posible escritura personal. El ámbito en que se desarrolla el proyecto es el aula, porque hay que devolver a la lectura el aspecto social y participativo en el que se lee en común, se comparte, se debate y se critica. Más que dar una nueva vida al libro, que por suerte goza de buena salud, pretende dar una nueva visión de lo que es el proceso de lectura.

 

3)Este es un proyecto cuyo objetivo es crear en las escuelas lectores y, sobre todo, escritores. Nos esforzamos por hacer buenos lectores, aunque no siempre se consiga; pero, ¿cómo se forma un buen escritor?

         Supongo que no hay un único camino. Suele decirse que la minuciosidad, la tenacidad, la imaginación, la paciencia o el gusto por el detalle son atributos de cualquier persona que escriba. Pero yo creo que un escritor se define fundamentalmente por lo que lee, que es una actividad literaria mucho más rica y poderosa que la propia escritura.

 

4)El porcentaje de lectores habituales en España está preocupantemente por debajo de la media de la Unión Europea. ¿Cómo ves el panorama de la lectura en España y qué solución le ves?

           La lectura, el gusto y la práctica de la música, el interés por el teatro, la danza o el cine, el aprecio de la arquitectura… son manifestaciones concretas del músculo cultural de una sociedad. Cada una de ellas es como un pico de una gran cordillera, que es la cultura. En nuestro país, esa cordillera está ahogada por la mediocridad, la banalidad y la ausencia de interés por parte de quienes nos vienen gobernando desde hace décadas. Por mucho que se pongan en marcha planes de fomento de la lectura, no hay más que ver cuáles son los intereses del mundo mercantilista en que vivimos, que no son otros que formar futuros esclavos: se reducen las horas dedicadas a la lengua vernácula, se eliminan la música y la filosofía, el arte se limita a un reducto… mientras se potencian el emprendimiento, la programación o la economía. La verdad es no encuentro más solución que seguir resistiendo y esperar a superar esta época de barbarie que afecta a toda Europa, cuyos gobiernos están secuestrados por multinacionales, bancos y lobbys.

 

5)¿Tienes respuestas definitivas para estas preguntas (que te serán familiares)?: “¿Por qué creemos que es bueno leer? ¿En qué consiste leer en el siglo XXI? ¿Leer nos hace mejores? ¿Leemos para salir de nosotros mismos o para encontrarnos? ¿Leer o no leer?”

               Pues lo siento, pero no tengo respuestas definitivas. Sospecho que es bueno leer, aunque también depende de qué se lea. Supongo que en el siglo XXI se está leyendo (y escribiendo) más que nunca en la historia de la Humanidad, pero es pronto para saber cuál será la cultura que emergerá dentro de treinta o cincuenta años. Creo que puede leerse en ambos sentidos, para salir de nosotros y para encontrarnos. Y me parece que lo que nos hace mejores es ser capaces de empatizar con el otro próximo o lejano; la lectura es uno de los caminos, pero no el único.

 

6)Un indio ciego… soldados que no son héroes… príncipes que tienen que luchar por sobrevivir… ¿Qué hace surgir tu interés porque personajes habituales en la literatura sean “diferentes”?

     Digamos que desde el punto de vista literario y filosófico, yo prefiero la figura del prudente y pacífico Héctor a la del belicoso y fanfarrón Aquiles. No me gustan los héroes de vocación, sino los de ocasión o de necesidad, y sobre todo aprecio a los antihéroes. El Lazarillo de Tormes o El Quijote tuvieron trascendencia porque dieron voz a quienes no la tenían, a un pequeño desgraciado y a un chiflado. Creo que ese es el papel de la literatura. Lo demás es propaganda.

 

7)¿De los personajes que has creado, cuáles te han dado más satisfacciones? (en el sentido de que hayas disfrutado investigando el mundo del personaje, antes de escribir el libro, o que, una vez publicada la obra, consideres que te haya quedado más redondo o haya tenido más éxito).

     Cuando he tenido necesidad de documentar la historia de un libro, esos meses previos de lectura y búsqueda han sido tan disfrutados y satisfactorios como la propia escritura. Yo suelo encariñarme con todos mis personajes, sean tan relevantes como Hilal Nayi, Ojo de Nube, Nushi o Elena, o tan anónimos como Fabio o Marco. De todos ha recibido satisfacciones que superan con mucho el esfuerzo de descubrirlos y darles vida.

 

8)Eres también aficionado a la fotografía. ¿Cómo contribuye esta mirada fotográfica a tu actividad como escritor? ¿En qué medida el lenguaje de la imagen y el de la literatura se complementan?

     La literatura siempre ha ido unida a la imagen, desde las cuevas de Lascaux o de Altamira hasta nuestra época, pasando por los templos babilónicos o griegos o los palacios y casas romanas. Se dice que vivimos en una época audiovisual, y esa opinión me parece miope: era mucho más audiovisual la época de las catedrales góticas, cuando la gente no sabía leer ni escribir y escuchaba a los predicadores o contemplaba vidrieras y capiteles. Cortázar sostenía que debía enseñarse fotografía a los jóvenes, porque afina el gusto, la mirada y el encuadre. Me gusta porque tiene la propiedad de capturar detalles que con la prisa pasan inadvertidos. Por otro lado, el video es un triunfo sobre el tiempo, cuando se rueda a cámara lenta o en formato time-lapse. Contemplar un atardecer a cámara rápida es todo un ejercicio literario.

 

9)En relación con la imagen, ¿qué importancia tiene la ilustración para una obra literaria?

       Hoy, en los álbumes ilustrados y las novelas gráficas, la ilustración es sustancial en la historia. En la novela, por ejemplo, no lo es tanto. Madame Bovary no precisa de imágenes, pero ha habido ediciones que consiguen matrimonios indisociables entre texto e imagen; es el caso de las ilustraciones de Doré para El Quijote o de Tenniel para Alicia. A mí me encantan las ediciones ilustradas de obras clásicas que se están publicando últimamente, con magníficos artistas como Zabala, Gabán, Alonso y muchos otros.

 

10)Un profesor de matemáticas decide hacerse escritor: ¿Cómo sería el inicio de esta novela y su argumento?

       Es casi trivial. Ese profesor de matemáticas leía desde muy niño y siempre mantuvo su afición por la lectura. Un día se decidió a aventurarse a escribir. Como sucede en las novelas, en los primeros capítulos no estaba muy claro si lo conseguiría o no, si el protagonista sería víctima de su arrogancia o de su incapacidad. La novela no ha acabado del todo, y te confesaré al oído que la cosa va aceptablemente bien de momento. Pero no creo que escriba esa historia.

 

11)De hecho, el protagonista de La conspiración de los espejos, Patricio Virseda, es un profesor de matemáticas. ¿Tienes algo en común con él o él contigo?

             Matizaría. En esa novela, Patricio Virseda es matemático en el sentido estricto de la palabra: es un pirado investigador que no tiene más remedio que dar clases para sobrevivir. Yo daba clases porque me gustan los aspectos más constructivos y didácticos de las matemáticas, y nunca me ha atraído la investigación. Patricio no es en realidad un alter ego; es un personaje utilizado para tratar de la difusa línea que separa la genialidad de la locura. Él sería infinitamente más inteligente que yo; también, quizá por ello, más infeliz.

 

12)¿En la vida hay que ser mediocre o loco para ser feliz, o caben otras opciones?

         Yo no creo en la felicidad ni como estado permanente ni como objetivo vital. Creo que hay momentos felices, y me precio de tener muchos de ellos. Pero la vida es un pachword cosido con piezas amargas unas, dulces otras. Sí, creo que hay que ser muy mediocre o un loco para pretender alimentarse toda la vida con pastelillos de crema.

13)En algunos de tus libros los espejos son objetos trascendentales. ¿En qué medida la imagen que te devuelve el espejo se ve reflejada en tus libros? ¿Qué relación tienes tú con el espejo (simbólico)?

             Decía Flaubert que uno no elige los temas que escribe, sino que es víctima de ellos. Yo escribo lo que puedo y trato de hacerlo lo mejor que sé, y en todos los casos imagino o reconstruyo personajes en situaciones vitales que me atrae conocer, y que de alguna manera he vivido o protagonizaría de haber nacido en un lugar o una época que no son las mías. Los espejos siempre me han resultado fascinantes, desde niño; recuerdo que era muy pequeño cuando descubrí que el corazón de mi imagen especular estaba a la derecha, algo obvio pero que para mí representó algo sorprendente y misterioso. Además, de adolescente, ¿quién no se ha mirado muchas veces en el espejo para intentar saber si era guapo o no, si resultaría atractivo para las chicas, si era mejor peinarse con la raya a la derecha o a la izquierda…? Y lo de ver cómo te sale el bigotillo, y tratar de verte de perfil, y descubrir granos… ¡La de cosas que podrían contar los espejos!

14)Escribes literatura para adultos y también literatura juvenil ¿Dónde está la línea que separa una de la otra, si es que la hay?

             Ya se ha dicho muchas veces que una buena obra infantil debe decir algo al adulto, y lo mismo ocurre con la literatura juvenil. A mí me gusta la lógica borrosa, donde las fronteras no están muy definidas, y me asombra mucho la displicencia con la que autores de literatura adulta tratan a la literatura juvenil, quizá porque sus experiencias lectoras cuando eran jóvenes no hayan sido buenas al respecto. Creo que la línea divisoria debería ser entre la buena y la mala literatura, y no atendiendo a otros aspectos. ¿Son Los viajes de Gulliver o Huckleberry Finn obras juveniles, por poner un ejemplo de clásicos? ¿Y La isla de Bowen, Palabras envenenadas o Donde viven los monstruos? Yo trato de escribir libros que incidentalmente pueden ser leídos por jóvenes y por niños, pero no me gusta la escritura finalista.

15)Hay un anuncio en el que aparecen famosos dando las gracias por lo que les aportaron personas menos conocidas para hacer su obra. Si te invitaran a participar en ese anuncio, ¿a quién daría Ricardo Gómez las gracias?

       A la larguísima lista de escritores y escritoras que me han hecho disfrutar con sus libros, desde que tenía cinco años y escuchaba las historias de mi abuelo. A ese abuelo que me contaba cuentos. A doña Dionisia y a don Fermín, maestros que a los siete y nueve años me prestaban libros y leían en clase. A muchos amigos que me recomiendan libros y películas. A personas cercanas que me leen y critican en la corrección última y antes de dar mi libro a un editor…

16)¿Por qué tenemos que leer tu próximo libro?

           Tener, tener… Porque ha habido una catástrofe planetaria y han desaparecido todos los libros menos el mío. Aunque supongo que en ese caso sería mejor leer “Las 10 mejores maneras de encender fuego”.