José Luis Olaizola Sarriá (Entrevista)

 

(Publicada en la revista PLATERO Nº 62, ABRIL DE 1993)

Háblenos de sus lecturas de infancia. ¿Cree que el niño necesita leer para un equilibrado desarrollo de su personalidad?

Mis lecturas de infancia eran todas. En aquellos años de la posguerra no había ni radio, ni televisión y comenzando por la colección “Marujita” de Editorial Molino, hasta llegar a Julio Verne, leía todo lo que caía en mis manos. Salgari lo leí completo. Títulos cumbres fueron “La cabaña del tío Tom” y la mayoría de los de Elena Fortún. Un poco más tarde los de Richmal Crompton (“Travesuras de Guillermo”, etc…). Otro poco más adelante Zane Grey. Y ya en la adolescencia, las novelas rosa de Rafael Pérez y Pérez.

-¿Cómo surgen sus historias? ¿Cuál es su proceso creativo?

           Mis historias, tanto para niños como para adultos, surgen como consecuencia de una peripecia humana que me interesa. Una persona que se merece la pena que se hable de ella. Por ejemplo: “Cucho” – quizá la más conocida de mis novelas infantiles – surgió al hilo de un niño que vi vendiendo chucherías en la calle. El proceso es que durante bastante tiempo voy tomando notas y, a veces, pasan años antes de que proceda a su redacción como novela.

-Juan Ramón Jiménez dijo que el niño podía leer de todo, con las consabidas excepciones. ¿Cuál serían para usted esas excepciones?

              Esas excepciones serían las que interrumpieran el natural curso de adquisición de conocimientos. Me parece absurdo anticipar crueldades o desamores a la literatura infantil.

-¿Cree que escribir para niños es un arte menor? ¿Qué diferencias encuentra entre escribir para niños y para adultos?

           Rotundamente no. Para mí, la única diferencia radica en el lenguaje. “El cazador urbano” la concebí, por su temática, como una novela para adultos; luego me apeteció escribirla para niños y lo único que hice fue simplificar el lenguaje. “Senén” también estaba pensada para adultos y acabo siendo editada en la colección “Gran Angular” de SM y el proceso de simplificación fue el mismo.

-“Cucho” es un libro traducido a varios idiomas y fue un éxito de ventas, incluso en Francia. ¿Dónde cree que radica el éxito de esta novela?

          Según me comentaron cuando fui a recoger el premio a París, los jurados infantiles quedaron prendados de un niño capaz de salir adelante y, de paso, ayudar a su anciana abuela.

-En sus libros hay un exceso de optimismo, de confianza en la buena suerte, en la bondad de los que más tienen. ¿Cree que esto beneficia la hipotética capacidad crítica del lector? ¿No es pintar un panorama excesivamente idílico?

             Me remito a lo dicho en la pregunta tres. No soy partidario de anticipar crueldades a los niños.

-¿De qué libro suyo está más satisfecho literaria y económicamente?

             En Literatura infantil, de “Cucho” y “Senén”. Y en la de adultos, de “La guerra del general Escobar” y “La puerta de la esperanza”. También de “Los amores de Teresa de Jesús”.

-El estilo oral es una de las características de sus libros, lo que hace que puedan ser leídos por niños de edad inferior a la que van destinados. A su juicio: ¿Qué características debe reunir un buen libro infantil?

            Por encima de todo, que el niño no se aburra. No creo demasiado en la Literatura didáctica.

-Cítenos el nombre de tres libros que considere joyas de la Literatura infantil – juvenil. O tres autores, si lo prefiere.

               Mark Twain, Richnal Crompton y Juan Farias.

-Como buen conocedor del cine y la TV, ¿cree que la TV merma lectores?

               Creo que la TV es un problema gravísimo en orden a la merma de lectores. Como no se motive al niño a leer, estamos perdidos. En los padres no se puede confiar pues ellos son los primeros que no leen.

-Usted se ha incorporado recientemente al mundo de la Literatura infantil. ¿Por qué lo ha hecho? ¿Escribe mediatizado por el “boom”?

             No es cierto que me haya incorporado recientemente a la Literatura infantil. La primera edición de “La paloma azul” es de 1978. Luego he tenido diversas ediciones a cargo de diferentes editoriales. Entonces, que yo recuerde, no había nada parecido al “boom” actual. Y “Cucho”, por ejemplo, es de 1982.

-¿Cómo ve el panorama actual de la Literatura infantil – juvenil?

             Bien, pero con reservas. La producción editorial, por calidad, óptima, pero podemos tener problemas con la falta de lectores.