Roberto Aliaga (Entrevista)

ENTREVISTA REALIZADA POR JUAN JOSÉ LAGE PARA LA REVISTA PLATERO, nº 194, enero – febrero, 2014

Roberto Aliaga nació en Argamasilla de Alba (Ciudad Real) en 1.976. Es biólogo, está casado y tiene un montón de hijos: una niña que se llama Aroa, y más de 30 libros para niños.
Premio LAZARILLO al álbum ilustrado en 2008 con «El príncipe de los enredos», incluido en la lista The White Ravens 2009 con «Cactus del desierto»; Primer Premio en el XXXI Concurso de Narrativa Infantil VILA D’IBI con «Cuando Óscar se escapó de la cárcel», Medalla de Plata en la categoría de libro infantil ilustrado de los 17th. Independent Publisher Book Awards y libro de honor en el Gelett Burgess Children’s Book Awards con «Cuento de noche».
Sus libros se han traducido a 13 idiomas. Además, ha trabajado en varias adaptaciones de obras extranjeras, colabora habitualmente con editoriales de libro de texto, participa en seminarios y conferencias sobre literatura infantil y, desde 2009, que se dedica en exclusiva a la literatura, viene realizando numerosos encuentros con sus lectores en colegios y bibliotecas.
1) Para que nuestros lectores te conozcan, define tu estilo, tus temas preferidos, tu manera de escribir…
Eso de definir el estilo propio es algo verdaderamente difícil. Quizá desde fuera pueda resultar más evidente, porque creo que no tendría problemas en definir el estilo de Ignacio Sanz, de Nesquens, o de mi amigo Pablo Albo, pero… ¿qué puedo decir de mí mismo? Sería algo así como intentar definir mi forma de caminar, y os diría que camino normal, primero un pie y luego el otro, como todo el mundo. Mis temas preferidos son aquellos que puedan tratarse en la literatura infantil, o sea, todos. Y digo literatura infantil, diferenciándola de la juvenil, porque yo, hasta ahora, solamente he escrito infantil. No lo hago aposta, de verdad, pero las ideas que me vienen a la cabeza siempre son infantiles. Así que supongo que la culpa será de ellas, de las ideas. Pero, para intentar mojarme un poco, diré que siempre escribo desde el humor, porque el humor es algo inherente a la niñez. Astrid Lindgren, en boca de su disparatada Pippi, dijo: «El día que yo sepa de un niño que está triste, prometo aprenderme la tabla de multiplicar del revés».
2) Cuéntanos algo de tus gustos literarios, tus lecturas de infancia…
Las lecturas de infancia se mantienen, porque la literatura infantil no ha dejado de posarse en mi mesita de noche. Es cierto que ahora se va alternando con algún otro libro de literatura no infantil, (iba a decir de adultos, pero suena raro, y no quiero que la gente se lleve a error…) Entonces y ahora disfruto de Pilar Mateos, de Michael Ende, de Roald Dahl (con esa maldad suya, tan políticamente incorrecta, y que ahora no está bien vista en las mesas de novedades). Me gustan los libros que cuentan historias extraordinarias, porque la vida es demasiado monótona y aburrida, apenas pasa nada casi nunca; y, si no es en los libros, ¿cómo huyes de la monotonía? ¿Cómo buscas el riesgo? ¿Cambiando la marca de tu dentífrico? ¿Haciéndote la raya del pelo en el otro lado?

3) ¿Cómo fueron tus inicios con la LIJ?

Comencé en la literatura infantil como lector, porque siempre he leído literatura infantil. Siempre he seguido leyendo libros para niños, incluso cuando en la universidad estudiaba una carrera de ciencias… Y un buen día, no sé por qué, me pasé al otro lado y comencé a escribir una historia que nunca se publicó, afortunadamente, y que era para niños. Fue divertido. Mi mujer, que entonces era mi novia, me animó a seguir por ese camino. Recuerdo que me dijo que escribir para niños se me daba mejor que escribir para adultos. No bien, sino mejor. Pero algo es algo… así que eché por ahí.
4) ¿Hay algún autor de LIJ que consideres clásico y que tengas de referente?
Hay muchos autores clásicos —nacionales y extranjeros— tanto en literatura infantil como en literatura juvenil (permitidme la separación, pero esto de LIJ siempre me ha parecido demasiado artificioso, porque poco tienen que ver la una con la otra), sin embargo, nunca me he planteado tener a ninguno como referente. Intento tener mi propia voz, ser honesto y no impostarla, no hacerla más grave e importante, no hacerla más aguda y cargadita de diminutivos… Uno habla como habla y cuenta las cosas como sabe contarlas, o como cree que se le va a entender mejor.
5) ¿Por cuál des tus libros sientes más predilección? ¿Reformarías alguno de ellos?
Cuando los niños me hacen esta pregunta en algún colegio o biblioteca siempre les pregunto si ellos tienen hermanos, y qué creen que contestarían sus padres cuando alguien les preguntara por cuál de sus hijos sienten predilección. ¿Entonces los quieres a todos igual?, me preguntan, y yo les miento vilmente diciéndoles que sí.
¿Y por qué les miento? Pues porque me da vergüenza decirles que al principio todos son iguales, efectivamente, pero que, conforme pasa el tiempo, uno se deja llevar por los demás y acaba sintiendo predilección por los que tienen más éxito…
6) Los índices de lectura en España permanecen estancados hace años. ¿Cuál sería para ti el plan de fomento ideal?
Mi plan de fomento a la lectura ideal se parece mucho a lo que se viene haciendo en Fuenlabrada desde hace veinte años. Pero, sobre todo, intentaría que los padres y las familias se involucraran más, porque la lectura no es sólo cosa de la escuela. Si me apuráis, ni siquiera debería de ser cosa de la escuela. Es como si acotáramos el juego a la media hora del recreo. Pero los padres estamos muy estresados y tenemos tantas cosas que hacer en nuestro día a día que no leemos. Nos gustaría, claro, pero no tenemos tiempo. Para ver la tele sí, pero para leer no.
7) ¿Cómo ves el panorama actual de la LIJ es España?
Espléndido. La crisis ha hecho que de un tiempo a esta parte se publique menos; pero el libro es duro, y sigue, y con él todos los que vamos de su mano: editoriales (grandes y pequeñas), escritores, ilustradores, libreros… También lo veo esperanzador, el panorama, porque no dejan de surgir nuevos nombres. Y me gustaría destacar sobre todo el auge del álbum infantil ilustrado, ya instaurado como género propio, y que tantas alegrías me ha dado.
8) ¿Qué responderías a quienes consideran la LIJ como un «arte menor»? ¿Qué características debe tener para ti un buen libro infantil?
Un buen libro es un buen libro, y no importa el género o a quién vaya dirigido. Es el libro que nos muestra lo que hay alrededor, y a nosotros mismos. El que nos hace soñar. El que nos engancha y nos emociona y nos libera. El que nos saca una carcajada o una lágrima. El que se queda en nuestra memoria y alimenta nuestro imaginario…
Respecto a lo del arte menor, ¿es que hay que responderles algo? Puestos a clasificar los artes de mayor a menor, dentro de la LIJ, la literatura infantil es el patito feo. La juvenil tiene un nutrido regimiento de blogueros que, alentados por los envíos editoriales, la van reseñando y comentando; pero la infantil no. Ni se reseña, ni se critica. Si acaso, se publicita. Y dentro de la literatura infantil, tendríamos el álbum, que vendría a ser como el orzuelo en el ojo del patito feo, ¿no? Pues la mayoría de mis libros son de esos. Y no es porque yo sea más valiente, ni porque me guste ir al revés del mundo. Es por lo que decía antes: son las ideas que me vienen. Y agradecido, de que sigan viniendo, por muchos años…